En los bosques templados del sur de Chile y Argentina, una pequeña criatura destaca por su peculiaridad y belleza: la Rhinoderma darwinii, comúnmente conocida como la ranita de Darwin. Esta especie, descubierta en 1841 cerca de Valdivia por el naturalista Charles Darwin durante su viaje a bordo del HMS Beagle, ha capturado la atención no solo por su apariencia única sino también por su estado de conservación.
Su tamaño no supera los 50 mm y su coloración, que varía entre verde y marrón, le permite camuflarse entre la hojarasca de los bosques, haciendo de esta ranita un indicador crucial de la salud ambiental de su hábitat.
Esta ranita no es solo una especie, es un tesoro de la naturaleza, que ha sido catalogado “en peligro crítico” por la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN), debido a una enfermedad fúngica y la pérdida de hábitat que ha diezmado su población.
Hoy diversas instituciones han sabido valorarla y resguardarla entendiendo que, si resguardamos a la ranita de Darwin, conservamos los bosques lluviosos del sur de Chile.
Para enfrentar estos desafíos, se han implementado programas de conservación tanto in situ (en el hábitat natural) como ex situ (en cautiverio). Y es ahí donde, desde hace 10 años, ARAUCO ha impulsado y colaborado con otras organizaciones para su supervivencia.
En ARAUCO se están implementando distintas estrategias que abarcan desde el monitoreo de subpoblaciones hasta la reproducción ex situ. Un ejemplo es la iniciativa liderada por la Universidad de Concepción -en colaboración con instituciones nacionales e internacionales- que se enfoca en la cría en cautiverio para preservar su diversidad genética y preparar futuras reintroducciones.
Más en detalle hoy se están llevando a cabo programas de conservación tanto in situ (en el hábitat natural) como ex situ (en cautiverio).
Estos programas incluyen la protección de áreas clave, la investigación sobre la quitridiomicosis, y la cría y reintroducción de individuos para fortalecer poblaciones.
En la actualidad existen 66 localidades con registros actuales de poblaciones o individuos de R. darwinii, siendo la más septentrional la correspondiente a Cuyinco Alto en la Cordillera de Nahuelbuta.
En Chile una experiencia liderada por la Universidad de Concepción (desde 2009), en colaboración con diversas instituciones nacionales e internacionales donde ARAUCO participa, desarrolla un programa de conservación ex situ de R. darwinii.
La iniciativa de cría en cautiverio busca salvaguardar la diversidad genética de R. darwinii y se plantean en el futuro, la reintroducción de la especie en áreas donde esta ha desaparecido.
El centro se encuentra completamente operativo, contando con instalaciones que consideran los requerimientos biológicos, de bienestar de los animales y medidas de bioseguridad para prevenir el ingreso de patógenos a las colonias reproductivas, dentro de las cuales ya se han registrados varios eventos exitosos de reproducción y el nacimiento de decenas de crías.
Es así como esta pequeña criatura, en peligro crítico de extinción, ha encontrado en ARAUCO un aliado para su supervivencia, implementando estrategias integrales que abarcan desde el monitoreo de subpoblaciones hasta la reproducción ex situ, asegurando así la protección y el aumento de la población de esta especie única.
Resultados Cuantitativos:
Hoy ARAUCO realiza una gestión en 6 de las 66 subpoblaciones, con un monitoreo desde hace 10 años, habiendo avistado 410 individuos desde 2015 a la fecha en tres áreas de alto valor de conservación de la compañía: Caramavida, Oncol y Las Trancas.
Asimismo la compañía está liderando el grupo de “pérdida de hábitat” de la estrategia binacional donde participan 30 expertos en la materia para desarrollar planes de gestión que incluyen investigación, monitoreo y protección contra cualquier acción que pueda amenazarla.
Además está desarrollando reproducción ex situ con reproductores de las seis subpoblaciones y obteniendo crías de las seis subpoblaciones, contando hoy con parejas de las poblaciones de la especie presentes en sus áreas de alto valor de conservación de Caramavida, Oncol y Las Trancas, con el fin de preservar la genética y generar crías que sean liberadas en un futuro próximo.