La gestión de residuos es uno de los principales desafíos ambientales a nivel global y particularmente en la industria hotelera. A nivel mundial, los hoteles generan grandes volúmenes de desechos sólidos, incluyendo plásticos, papel, metales, vidrio y residuos orgánicos. Estos últimos, derivados principalmente de las operaciones gastronómicas, representan entre el 30% y el 60% de los residuos totales producidos por los hoteles y restaurantes, según un estudio de la Organización Mundial del Turismo (OMT) y el Programa de Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
En el contexto nacional, la generación de residuos orgánicos es una problemática creciente. Según el Ministerio del Medio Ambiente de Chile, el 58% de los residuos generados en el país son orgánicos, de los cuales más del 95% se envían a vertederos sin tratamiento previo. Esta tendencia no solo contribuye a la saturación de los vertederos, sino que también genera emisiones significativas de gases de efecto invernadero, en particular metano, un gas con un impacto climático 25 veces superior al dióxido de carbono.
En el sector turístico chileno, particularmente en la industria hotelera y de restaurantes, la situación no es diferente. La gestión de residuos orgánicos ha sido un desafío constante, y muchos establecimientos se ven limitados por la falta de infraestructura adecuada para el reciclaje y compostaje. A pesar de los esfuerzos por implementar prácticas de sostenibilidad, como la separación de residuos y la reducción del desperdicio de alimentos, la mayoría de los desechos orgánicos terminan en vertederos, generando un impacto ambiental negativo.
El creciente costo de la disposición de residuos, junto con las normativas ambientales cada vez más estrictas, como la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor (REP), ha forzado a las empresas a buscar soluciones innovadoras para mitigar su huella ambiental. En este escenario, los bioprocesadores emergen como una solución eficiente y sostenible para tratar los residuos orgánicos in situ. Estos equipos, diseñados para acelerar la descomposición de materia orgánica, permiten reducir la cantidad de residuos que se envían a los vertederos, minimizan las emisiones de gases de efecto invernadero, y generan subproductos útiles como abono.
Como Caja Los Andes, dada la urgencia climática mundial hemos decidido asumir un compromiso ambiental con mayor énfasis en nuestra agenda de sostenibilidad. Contamos con una estrategia climática que incluye seis pilares: gestión energética, gestión hídrica, biodiversidad, papel, riesgo operacional y economía circular.
Dentro de este último pilar, nos fijamos como meta para 2030 de que solo un 10% de nuestros residuos terminen en relleno sanitario, es por esto que surge el proyecto de instalación de bioprocesadores en la red hotelera de CLA. El objetivo principal es reducir la cantidad de residuos orgánicos enviados a relleno sanitario por la operación de nuestros restaurantes, mediante la implementación tecnológica de 19 equipos bioprocesadores en cada uno de los 10 restaurantes que tenemos. Esta solución alinea nuestras operaciones con los objetivos del desarrollo sostenible. Estos equipos en los que invertimos aceleran la descomposición de los residuos orgánicos a través de la incorporación de microorganismo y de un eje rotor el cual se encarga de mezclarlos con los residuos, además la unidad de control de estos equipos calienta el interior del tambor para permitir suficiente contacto entre los residuos y los microorganismos, creando un ambiente adecuado para la degradación, la cual logra realizarse entre 6 y 24 horas.
Para dar un cierre al círculo, el abono obtenido es utilizado en nuestros jardines, nutriendo y fortaleciendo la tierra utilizada. Además de sumarse al stock de souvenir y merch para distintas actividades.
Además a partir de este proyecto han surgido otras iniciativas empujadas por parte de nuestros colaboradores, por ejemplo en agosto 2024 la Gerencia de Administración y Finanzas, realizó una actividad de integración en dónde se invitó a a los trabajadores de esta gerencia a realizar una huerta orgánica en nuestro edificio General Calderón, dónde se fortificó la tierra con el abono orgánico obtenido en el restaurante, de este mismo edificio. Esta actividad sirvió para la integración de los equipos y para informar y comunicar sobre el proyecto, regalándoles finalmente a cada uno de los participantes saquitos de abono para que pudiesen utilizar en sus hogares.
Este proyecto como se mencionó anteriormente, se alinea con los objetivos y metas del desarrollo sostenible, a continuación, se detalla a cuales impactamos:
Nuestro Objetivo: Transformar los residuos orgánicos en abono sólido que se usará en los jardines de nuestros hoteles. Al reducir la huella de carbono y mejorar la gestión de suelos en nuestras propiedades, este proyecto contribuye tanto a la acción climática como a la restauración y conservación de los ecosistemas.
Resultados Cuantitativos:
Desde la implementación de la iniciativa en abril de 2024, hemos logrado evitar enviar a relleno sanitario 1.295 kg de residuos orgánicos, transformándolos en 259 kg de abono sólido.
Esta cantidad de abono nos ha permitido mezclarla con aproximadamente 2.072 kg de tierra, logrando así obtener una tierra más nutritiva para nuestros jardines.
Este periodo ha sido de marcha blanca y aprendizaje para los operadores de cocina y de los bioprocesadores (equipo de jardinería), por lo cual se espera ir paulatinamente aumentando el reciclaje de orgánicos.
Llevamos un 90% de avance del proyecto, esto significa 9 de 10 restaurantes equipados con las bioprocesadoras.
Se espera que en un año de operación logremos gestionar mas de 12 toneladas de residuos orgánicos, lo que significa la obtención de aproximadamente 2,5 toneladas de abono orgánico.